Diogenes sentado en su tinaja. Jean-Léon Gérôme (1860)-Yo soy Alejandro... Gobierno un imperio inmenso. ¿Puedo hacer algo por ti?
-Ciertamente... Mucho, incluso.
-Dímelo... Verás que se te concede.
-No te molestes tanto... Bastará que te apartes unos pasos... Me das sombra y sin el sol paso un frío tremendo.
Alejandro, cuyo rostro se había iluminado anteriormente con la esperanza de adquirir renombre concediendo algún favor especial al filósofo, se retiró bruscamente y el sol tornó a calentar los rasgos de Diógenes, que volvió a adoptar su posición absorta, sin hacer caso de su visitante.
-Ciertamente... Mucho, incluso.
-Dímelo... Verás que se te concede.
-No te molestes tanto... Bastará que te apartes unos pasos... Me das sombra y sin el sol paso un frío tremendo.
Alejandro, cuyo rostro se había iluminado anteriormente con la esperanza de adquirir renombre concediendo algún favor especial al filósofo, se retiró bruscamente y el sol tornó a calentar los rasgos de Diógenes, que volvió a adoptar su posición absorta, sin hacer caso de su visitante.
Héroes en Zapatillas
Angel Pisani
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MAS CINICO ESTE DIOGENES QUE MAGNO ESTE ALEJANDRO...
ResponderEliminarBESOS BORRA... AHI QUEDA ESO.
Ya ves , el sol , siempre el sol, y seguro que lo dejó mocat...era un fenómeno este diógenes .
ResponderEliminarBesos y buenas noches una que se va a la camita .
Pues ahí queda, Groucho... el grande y el filósofo...
ResponderEliminarcarlota, mocat... un nuevo palabro que me gusta...
Buenas noches, que ya es hora.
Besos.
Simple, breve y hermoso. Me encantó.
ResponderEliminarLa imágen, fabulosa.
BESOTES
Entiendo perfectamente a Diógenes, ante la chulería, el antepone la sencillez. Además, ¿es que hay algo más maravilloso que la luz del sol?. Un beso.
ResponderEliminarSigue Diógenes, con el farol, todavía buscando y no encuentra, no encuentra.
ResponderEliminarjajaja, me ha provocado risa, porque hago exactamente lo mismo cuando alguien se interpone entre el sol y yo. No por filosofía eh, sino porque adoro el sol y sentirlo sobre mi piel es una caricia que no me quiero perder.
Besitos soleados
Lo que daría yo estos días por conseguir al menos un rayito...
ResponderEliminarBesos en rosa
Extraordinaria lección moral la que nos da Diógenes. Me descubro ante su respuesta. ¿Cuántos habríamos hecho lo mismo?
ResponderEliminarBuenísima entrada, Borraeso
Un abrazo
Lamentablemente hay muchos casos como éste, que no salen a la luz.
ResponderEliminarGracias por el comentario que me dejaste y por el tiempo que me dispensás en leerme.
BESOTES
No hay como la sencillez para colocar a la soberbia en su sitio, o sea a ras de suelo.
ResponderEliminarDiógenes forever.
Hoy ha granizado. El tamaño del granizo oscilaba entre el de una lenteja y el de un garbanzo (para mí que eran guisantes), pero ni siquiera las nubes hinchadas han podido tapar al sol.
ResponderEliminarMe faltó el arcoiris.
Stanley, yo también lo creo...
ResponderEliminarcristal, se cuenta que Alejandro, de no haber sido Alejandro, hubiese querido ser Diógenes...
mara, y buscó y buscó y no encontró al hombre honesto que él entendía como tal...
yo también adoro al sol...
laquesuscribe, tiene que llegar, en cualquier momento, que está en todas partes...
Luis, Diógenes tenía toda una forma de vida que defender, gozaba de cierta reputación... y Alejandro esperaba sabias respuestas...
En otras circunstancias me da por pensar que la anécdota hubiese sido más amarga...
Stanley, el mundo está loco a veces...
pon, pero sólo a veces... La soberbia pisa fuerte y machaca...
anónimo, por aquí nos ha durado hasta 20 minutos... llevadero, que parece no ha hecho daño, pero vaya estruendo!
Ha sido incluso bonito verlo caer: el cielo espectacular... un concierto de luz y color y agua y piedra...
Un maestro Diógenes, pero si me lo dice a mi le pateo el farolito a la m.
ResponderEliminarNo soy muy filósofo.
Besos brutos.
Gamar, y yo voy y me lo creo...
ResponderEliminarYo, tampoco.
Un beso.