Miguel Delibes
Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados
Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados
LA GRAJILLA
Al llamar a la grajilla, al cuco y al cárabo pájaros de cuenta no quiero decir que sean malos. No hay pájaros buenos ni malos. Las aves actúan por instinto, obedecen a las leyes naturales, aunque, a los ojos de los hombres, algunas de sus acciones puedan parecer buenas y otras reprobables. Por ejemplo, el comportamiento de los tres protagonistas de este libro ofrece aspectos positivos y negativos.
La grajilla, pongo por caso, roba la fruta de los árboles, especialmente de ciruelos y cerezos, pero, al mismo tiempo, nos libra de insectos perjudiciales y de carroña. El cuco, en la época de cría, deposita sus huevos en los nidos de otros pájaros más pequeños que él para que se los empollen, pero, en compensación, destruye orugas y arañas peligrosas para el hombre. Finalmente, el cárabo puede eliminar algún pinzón que otro, o cualquier otro pajarito que le molesta o le apetece, pero, a cambio, limpia el campo de ratas, ratones, topillos y otros roedores perjudiciales.
A los tres les conocí siendo niño —aunque al cuco, que es un pájaro encubridizo, sólo de oídas—, cuando mi padre, que era un hombre maduro, serio y circunspecto, se volvía niño también, en contacto con la naturaleza, y nos enseñaba a distinguir el cuervo de la urraca, la perdiz de la codorniz, la alondra de la calandria y la paloma de la tórtola. Mi padre, ferviente enamorado del campo, conocía sus pequeños secretos, y el más remoto recuerdo que guardo de él es cazando grillos en una cuneta, haciéndoles cosquillas con una pajita larga y fina que introducía en la hura y movía con paciente tenacidad. A veces cazaba media docena y los guardaba bajo el sombrero, de forma que al regresar a casa, entre dos luces, armaban un alegre concierto sobre su calva, sin que a él, que en casa anteponía el silencio a todas las demás cosas, parecieran molestarle.
Un día, en el Castillo de la Mota, hace ya muchos años, vi por primera vez una colonia de grajillas. Revoloteaban en torno a las almenas y con sus «quia-quia-quia», reiterativos y desacompasados, organizaban una algarabía considerable. De lejos parecían negras y brillantes como los grajos, pero, cuando las vi de cerca, observé que eran más chicas que aquéllos —más o menos del tamaño de una paloma— y no totalmente negras, sino que el plumaje de la nuca y los lados del cuello era gris oscuro, y sus ojillos, vivaces y aguanosos, tenían el iris transparente.
Viviendo en Castilla, la grajilla se me ha hecho luego familiar, porque está en todas partes. Es un pájaro muy sociable, que divaga en grandes bandadas, a veces de cientos de individuos, y que, mientras vuelan alrededor de las torres o los acantilados, sostienen entre ellos interminables conversaciones. No son racistas y, a menudo, se las ve asociadas con pájaros más grandes o más chicos que ellas, cuervos y estorninos, preferentemente, no siempre de la misma familia pero también de plumaje negro. Al parecer no les une una razón de parentesco sino el uniforme. (...)
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Siento que no me queda completo si no añado a sus letras su voz...
La obra de Miguel Delibes (Documentos RNE)
http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100313/informe-semanal-unas-horas-delibes/718722.shtml
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Todo lo que tiene relación con Miguel es bonito de leer... Mi abuelo Miguel ('El País Semanal', 20 de octubre de 2002).
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Un maestro en el arte de contar capaz de aficionarte a la lectura con su estilo cristalino y maravillosamente descriptivo.
ResponderEliminarLo echaremos de menos.
Creo que he leído prácticamente todo lo que ha escrito Miguel Delibes. De contados escritores puedo decir lo mismo. Por resumir lo que pienso de él, lo pondré en una frase:
ResponderEliminar“Ponía voz a los que no la tienen”
Besitos, Borraeso
Yo no puedo decir lo mismo que Luis Antonio, pero ya me gustaría...!
ResponderEliminarBesicos Gomita,
Un verdadero maestro de las letras!
ResponderEliminarQue descanse en paz.
BESOTES, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!
No había leído nada de él. Ahora con su muerte, como siempre pasa, vienen todos los comentarios que una se queda pensando por qué no lo ha leído. Cosa que vuelvo a preguntarme al descubrir este texto que seleccionaste, tan sencillo, claro que uno va solo escuchando trinares, viendo pájaros...y cuando llega al final se queda con ganas de seguir.
ResponderEliminarSé que tengo una montaña de pendientes, pero te aseguro que queda en mi lista. Ya veré qué consigo por aquí.
Besos suspendidos y maravillados, por supuesto, miles.
CUANDO EL GRAJO VUELA BAJO...
ResponderEliminar...NO ME ACUERDO DEL PAREADO.
EL LUNES PASADO SI, HOY NO,
¿Y MAÑANA?
-MAÑANA SI...
-HOY NO...
102 BESOS... MILANA BONITA.
¿Y HOY?
ResponderEliminarHOY NO... MAÑANA.
¿Y MAÑANA?
MAÑANA SI.... HOY NO.
¿Y MAÑANA?
MAÑANA SI...
¿Y HOY?
HOY NO.... MAÑANA.
102.... GUAPADECARA.
Hoy anduve leyendo La hoja roja y mañana... quizá mañana no haya tiempo...
ResponderEliminarHoy? Hoy sí...
Mañana? Mañana, quizá no haya tiempo...
Pero hoy? Hoy sí...
Y mañana? Mañana, quizá no haya tiempo...
Pero como todo lo que gusta, gusta de acabar, si no mañana, pasado mañana buscaré un ratito... Vale?
Lo bueno de los grandes, siempre lo digo, es que nunca desaparecen...
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