PARECE QUE FUE AYER



Antaño, la fiesta grande tenía lugar en agosto. Octubre la desbancó.
Los bajitos, en ocasiones como esta, quedamos a merced de la buena suerte. Cuesta hacer fotos entre una multitud.
La ilusión y el olor a fiesta lo compensa todo.




Acabo de descubrir el vídeo de la fiesta del año pasado, Festa de tardor 2008, que nos propone el ayuntamiento, cuando me doy cuenta que ya han acabado las de este año.

El vídeo lo coloco porque me encanta la música que acompaña a los diablos en las noches de fuego...



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SOLO Y SIN AZÚCAR




Por el año seiscientos vivió en Etiopía un pastor llamado Kaldi. Cierto día que cuidaba su rebaño de cabras notó que los animales desarrollaban una conducta extraña. Nerviosamente iban y venían, subían y bajaban, en un estado de agitación que se prolongó todo el camino de regreso y persistió durante una noche, que se volvió interminable. Sólo a la mañana siguiente el rebaño pareció calmarse y fue así como siguió con mansedumbre al amodorrado pastor hasta las zonas de pastura. Hasta que unas cerezas tentadoras detuvieron su paso, y luego de mordisquearlas,las cabras retomaron su conducta nerviosa del día anterior. Kaldi observó las plantas que aparentemente habían causado el cambio en su rebaño y probó con cautela una hojita y un fruto. Lo primero que percibió fue que no se trataba de un arbusto de cerezas, y que el sabor no era tan agradable como el que esperaba. Pero también sintió que el cansancio producido por la larga noche de insomnio se había desvanecido y era remplazado por una energía que lo impulsaba a la acción.
Kaldi tomó consigo unas ramas florecidas y encabezó la marcha hacia un monasterio que se encontraba a pocos kilómetros. A paso vivo lo seguía su rebaño. Al llegar a la casa religiosa, el pastor fue introducido a presencia del Abad, mientras sus animales quedaban al cuidado de unos desorientados monjes.Informado del descubrimiento, el Abad llevó a Kaldi a la cocina, y prudentemente hirvió una rama con algunos frutos rojos. Pero cuando probó el gusto de ambos, le pareció tan desagradable que en un impulso arrojó el atado entero sobre el fuego. La cocina se vio invadida de un aroma delicioso que indujo al Abad a hacer una nueva prueba. Tomó el fruto tostado y preparó una infusión que, con su perfume cálido atrajo a un grupo de monjes a la cocina. Así nació el café, de Etiopía al mundo; probado por unas cabras, descubierto por un pastor, tostado por un Abad, celebrado por unos monjes, que nunca pudieron imaginar que ese enérgico sabor se seguiría prolongando durante siglos.


http://www.encuentos.com/leyendas/la-leyenda-del-cafe-leyendas-de-etiopia-leyendas-del-mundo/

NO LE DARÉ UN SIGNIFICADO NECESARIAMENTE NEGATIVO


LA FUENTE http://www.sntp.org.ve/febre0703.html

EL TEXTO: LA RANA HERVIDA (COPIO Y PEGO)

Hay un experimento clásico de fisiología que se llama “el fenómeno de la rana hervida”. Se presenta en tres tiempos.

En un primer acto se echa una rana viva dentro de un tobo de agua fría. La rana, aunque confinada en un espacio limitado, se mueve con comodidad. En un segundo acto se tira la rana en un tobo, pero esta vez en agua hirviendo. La rana percibe la crisis y no le queda más opción sino patalear y brincar violentamente para salvar el pellejo. Muchas ranas logran saltar hacia afuera y salvarse, aunque un tanto chamuscada. Otras, menos activas, sucumben en la crisis. Tercer acto: Se tira la rana dentro del tobo de agua fría, pero hay un elemento nuevo: debajo del tobo se coloca una mecha prendida, que va lentamente calentando el agua. Si el aumento de la temperatura es gradual, la rana lo tolera y se va adaptando sin tomar medidas.

Aunque en todo momento tiene la posibilidad de saltar hacia afuera, lo aplaza y aplaza hasta que está a tal grado debilitada por su comodidad de adaptación, que ya no le quedan energías y muere hervida. Es lo que ocurre cuando en un sistema, la adaptación no va acompañada por una oportuna toma de conciencia que permita detectar a tiempo su umbral de fatalidad. En el caso de la rana, la pregunta es cuánto debería haber sido el cambio en un determinado plazo, para que la criatura se hubiera dado cuenta de lo que ocurría.

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