BUSCANDO A UNA ESTRELLA...


(Milagros durante la noche, en la habitación de la Estrella, asustada del frío)

"- ¿Cuándo llega aquí el calor, niña?...
- Aquí casi nunca hace calor.
- ¿No? Pues, ¡qué raro es el mundo! En unos lados la gente se asa de calor y en otros se hiela de frío. Osú! Dios ya tiene edad para saber lo que hace...
- Y en tu pueblo, ¿hace mucho calor?...
- ¡Muchísimo!
- ¿Y cómo lo aguantáis?
- Con paciencia y buena sombra...
- Oye, (refiriéndose siempre al Sur) ¿es verdad que allí hay muchos moros?
- Algunos quedan, pero todos camuflados (Estrella ríe) ¿De qué te ríes?...
- Me hace gracia como hablas. Mi padre no habla así.
- Porque es un señorito, y además un renegado que no quiere saber nada de su pueblo. Bueno, no me hagas caso, Estrellita, que cada vez empiezo a soltar disparates y no paro. ¡Ay! Pero es que me da tanta pena de que siga así sin asomarse por la casa donde nació. ¡Y anda que hace años y nada desde que se fue!
- Ya lo sé.
- ¿Y tú que sabes, criatura?
- Eso, que mi padre ya no va por allí porque riñó con el abuelo.
- ¿Te lo ha dicho tu padre?
- No, me lo dijo mi madre. Di, ¿es verdad que el abuelo es muy malo?...
- ¡Qué va! Eso son ganas de exagerar. Además, ¿sabes una cosa? Hasta las fieras se amansan con la edad. Tu abuelo ya no es el mismo. Estaría bueno, con las cosas que han pasado, y la cantidad de muertos que ha habido,... todo por las ideas. Eso sí, las peores son las de tu abuelo y claro, como tu padre justo pensaba lo contrario, no lo podía aguantar. A tu abuelo, todo se le volvía veneno en el cuerpo, pero tu padre no se quedaba calladito, al contrario. Total, que cada dos por tres armaba la marimorena. No hacían más que perderse el respeto. Hasta que un día tu padre se fue de casa. O tu abuelo lo echó, que eso nunca ha quedado claro. Y así hasta hoy. Los dos se han metido en un túnel que no tiene salida, y allí siguen encerrados.
- Pero el abuelo era de los malos ¿no?...
- De los malos, de los buenos... Mira, para que tú te des cuenta. Cuando la República, ... bueno, antes de la guerra, tu abuelo era de los malos y tu padre de los buenos. Pero luego, cuando ganó Franco, tu abuelo se convirtió en un santo, y tu padre en un demonio. ¿Ves lo que son las cosas de este mundo? Palabras, y nada más que palabras...
- Pero ¿por qué a mi padre le metieron preso?...
- Porque sí... Porque en la guerra los que ganan siempre hacen lo mismo. Pero, bueno, con lo niña que tú eres... ¿Quién te ha contado a ti esas cosas?
- Mi madre.
- ¡Vaya por Dios! ¿No podía haberte contado otras cosas más bonitas? Podía haber esperado un poco. Que para enterarse de eso sobra tiempo, vamos, digo yo. Mira, mira Estrellita, mira... Tú eres una niña. Deja en paz ahora todas esas cosas. Piensa en que mañana va a ser la primera comunión, que va a ser uno de los días más bonitos de tu vida, como si te fueras a casar.
- Eso es lo que me dice el cura, pero yo no lo entiendo.
- ¡Ah, yo tampoco! Pero es igual... El caso es que vas a ir vestida de blanco igualita que una novia.
- Pues yo de mayor no me pienso casar.
- ¿Se puede saber por qué?...
- Porque todas las novias tienen cara de tontas. Tú fíjate en las fotos que ponen en las tiendas y verás...
- Anda, anda, anda, vamos... que ya hemos hablado bastante... Vamos a la cama... (Milagros se dispone a apagar la luz )
- Espera, no apagues...
- ¿Qué quieres?
- Milagros, ¿tú crees que mi padre mañana irá a la iglesia?...
- Naturalmente ¡Estaría bueno!
- Es que él nunca va...
- Ya, ya lo sé, pero tú no te preocupes. Que yo lo meto en la iglesia aunque sea a empujones. Anda, anda, a dormir. Buenas noches, Estrellita...
- Buenas noches, Milagros."


El Sur
Víctor Erice
Reparto
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