DE RATONERAS...



La primera ratonera de Barra de Muelle fue inventada por William C. Hooker de Abingdon (Illinois), quien recibió la patente número 528.671 en EE. UU. por su diseño en 1894.

El tipo tradicional, fue inventado por  Hiram Stevens Maxim.  Se trata de un sencillo dispositivo con una gran barra de muelle, El queso se encuentra en un gancho como cebo. Otros alimentos como la avena, el chocolate, pan, carne, mantequilla y mantequilla de maní también son eficaces. La barra de muelle se cierra rápidamente y con mucha fuerza cuando, normalmente un ratón o una rata, toca el gancho. El diseño es tal que el el cuello del ratón se romperá, también puede quebrar su costilla, o su cráneo. Las ratas, al ser más grandes pueden escapar de las ratoneras, de modo que se utiliza una trampa más grande para ellas...
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2 comentarios:

  1. Los ratones no parecían especialmente molestos por este cambio, a excepción del ratón gris de los bigotes negros, cuyo aspecto de profundo malestar llamaba la atención en seguida.
    Boris Vian
    "La espuma de los días"

    http://www.litmir.net/br/?b=100235&p=1

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  2. Alargaré el fragmento, pues me ha llamado la atención, y guardaré el enlace para echarle un más profundo vistazo...

    En el pasillo, Nicolás se detuvo. Decididamente, los soles entraban mal. Las baldosas de cerámica amarilla parecían como empañadas y veladas por una ligera bruma y los rayos, en lugar de rebotar en forma de gotitas metálicas, se aplastaban contra el suelo, extendiéndose en diminutos y perezosos charquitos. Las paredes donde el sol revestía formas redonditas, no brillaban ya uniformemente como antes.

    Los ratones no parecían especialmente molestos por este cambio, a excepción del ratón gris de los bigotes negros, cuyo aspecto de profundo malestar llamaba la atención en seguida. Nicolás se figuró que le había fastidiado la interrupción imprevista del viaje y de las amistades que podría haber hecho en el camino.

    – ¿No estás contento? -preguntó.

    El ratón hizo un mohín de disgusto y señaló a las paredes.

    – Sí -dijo Nicolás-. Algo ha cambiado. Antes era más bonito. No sé qué sucede…

    El ratón pareció reflexionar un instante, después movió la cabeza y abrió los brazos como si no entendiera nada.

    – Yo tampoco -dijo Nicolás-, no lo comprendo. Ni siquiera cuando se frota cambia algo. Probablemente es la atmósfera, que se está volviendo corrosiva…

    ...El ratón, erguido sobre sus patas traseras rascaba con las uñas una de las baldosas empañadas. El lugar donde lo había hecho brillaba otra vez.

    – ¡Muy bien! -dijo Nicolás-. ¡Lo estás consiguiendo!… ¡Estupendo!

    El ratón se detuvo, jadeante, y enseñó a Nicolás el extremo de sus patitas desolladas y sangrantes.

    – ¡Mira, mira!… -dijo Nicolás-. ¡Te has hecho daño!… Ven y deja eso. Al fin y al cabo aquí queda todavía mucho sol. Ven, voy a curarte…

    Se puso el ratón en el bolsillo del pecho y aquél, agotado y con los ojos semicerrados, dejaba caer por fuera sus pobres patitas heridas...Viene de aquí


    Tu aportación me llevó a otros tiempos de manos de una vieja canción que anda fresquita en mi memoria...

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